Es clave entender que el estrés no depende objetivamente de las cosas que te pasen o de personas externas, sino de cómo reaccionas ante estas circunstancias.
El desafío es aprender a gestionar la presión de una forma diferente: Lo que para uno es insoportable para otro puede ser un motivo para crecer. Es clave entender que el estrés no depende objetivamente de las cosas que te pasen o de personas externas, sino de cómo reaccionas ante estas circunstancias.
¿De qué depende esto? Básicamente de lo que pienses sobre lo que te está pasando, puedes percibirlo como un reto o como una amenaza. Así lo entiende Elisa Sánchez, psicóloga laboral. «Hay personas que en los momentos de presión ven oportunidades para demostrar lo que saben y poner en marcha sus capacidades de afrontar de forma eficiente lo que les está pasando», explica. También hay varios factores que influyen en tus pensamientos, como la autoestima y la seguridad que tengas en ti mismo.
Entonces que tener presión en el trabajo sea algo negativo o no dependerá de cómo la gestiones y pienses sobre ella. El problema viene cuando sientes que no tienes herramientas para hacer frente a todo lo que te piden: ahí es cuando se convierte en estrés, sobre todo cuando las peticiones son muy exigentes, se prolongan mucho en el tiempo o son muy frecuentes.
Se llama «rumiación» a la tendencia a pensar en eventos pasados o futuros ligando emociones negativas a estos pensamientos. Obviamente, es necesario hacer planes de futuro y repasar lecciones ya aprendidas, pero lo ideal es hacerlo desde un punto de vista analítico, en un proceso corto y positivo en la medida de lo posible. La rumiación es destructiva, daña la salud, la productividad y el bienestar.
Para intentar romper con este círculo vicioso presión-estrés-rumiación-nopuedocontodo, los expertos aconsejan revisar las exigencias externas y en especial las autoexigencias —a veces nos imponemos una presión desmedida—. También hay que mejorar las habilidades profesionales necesarias para estar seguro de que dominas las competencias clave de tu puesto y que eso no es una fuente de inseguridad y tensión. La psicóloga Elisa Sánchez explica que «es necesario gestionar las emociones y trabajar la comunicación, aprender a ser asertivo, a decir que no a determinadas peticiones, delegar y pedir ayuda».
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