Neurotransmisores y felicidad
Las personas utilizamos procesos comunes al procesar la información con la que formamos nuestros pensamientos. Numerosas investigaciones científicas han encontrado que los humanos, al pensar, solemos cometer una serie de fallos o sesgos de los que no somos conscientes. Estos sesgos nos impiden analizar la información desde una perspectiva correcta y equilibrada.
Cuando pensamos nuestro cerebro segrega sustancias químicas, llamados neurotransmisores, que son las encargadas de activar o inhibir los estados anímicos. Los neurotransmisores están diseñados para que nuestro sistema funcione sano y en equilibrio. Si pensamos de una manera adecuada, el cerebro segregará un tipo concreto de neurotransmisores; si pensamos de manera poco adaptativa, el cerebro segregara otro tipo de sustancias o las mismas en distintas proporciones.
Si cerramos los ojos y dibujamos el perfil de alguien a quien amamos, nuestro cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo que sentirá nuestro cuerpo, será amor, y esa química trae salud a las células. Pero si pensamos en algo que nos causa ansiedad, segregaremos hormonas del estrés.
Al pensar creamos un hábito, y ese hábito activa las sustancias que nos ponen alegres o tristes. Si nuestros pensamientos son automáticos o irracionales nos acostumbraremos a activar un neurotransmisor determinado y lo acabaremos haciendo de forma automática. Esto nos sucede a diario, de hecho muchas veces activamos el neurotransmisor que no encaja con la situación en la que nos encontramos.
Por ejemplo, si estamos en una situación negativa el pensamiento adecuado nos hará sentir tristeza, produciendo en nuestro cerebro una bajada de serotonina. Lo irracional sería tener pensamientos alegres en situaciones tristes ya que la serotonina subiría y nos produciría un estado de alegría en un contexto equivocado.
Lo mismo ocurre en las situaciones en que los pensamientos adaptativos deben ser alegres. Al tener el hábito automático de segregar hormonas de tristeza, nos sentiremos tristes aunque estemos recibiendo buenas noticias. No siempre se puede estar alegre, pero aún así se puede ser feliz.
La felicidad es un concepto más amplio que la alegría. Abarca encontrar un camino y un significado en nuestras vidas. Ser feliz es una manera de cuidar a nuestro cerebro, de mantenerlo activo, equilibrado y de mantener saludables a sus células.
La responsabilidad de nuestra felicidad está en nosotros, de manera que no podemos culpar a nadie si no la alcanzamos
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